Mis recuerdos se amontonan
en tus cajas vacías.
Nunca pusimos nombre ni fechas,
a nuestras dulces salidas.
Las lavé y planché
un millón de veces
almidonadas con deseo,
con la intención de conservarlas
el máximo de tiempo.
Guardando como reliquias
todos los momentos,
sólo conseguí
morir, un poco con ellos.
Un día te dije,
que llegué tarde para olvidarte.
Un día te dije,
que llegué tarde para olvidarte.
Y aunque pienses que estoy loca,
creo,
creo,
me gusta recordarte.
Es difícil olvidar, lo que el amor,
es capaz de darte.
Y sigo pensando en ello,
pues el sentimiento no sabe de tiempo.
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