domingo, 3 de abril de 2011

El tiempo siempre, era nuestro

Y a ese viaje que a tu cuerpo inicié
en luna menguante,
creció con el deseo 
de luna llena en el cielo.
Con promesas y palabras
me llenaste de besos.
Recuerdo si miro atrás,
que no hace de esto
tanto tiempo.
Planeábamos primaveras
cuando todavía era invierno,
pero el calor de nuestros cuerpos,
se fundía en verano eterno.
Nadie tenía problemas.
El tiempo siempre, era nuestro.
Mas nunca nada es perpetuo
y la luna volvió a menguar
en nuestro estrellado cielo.
Esperando quizás,
tenerte de nuevo,
confiaré en volver a viajar
donde jamás olvidaré
empezaron todos mis sueños.









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