martes, 25 de enero de 2011

Desdibujada

Quien sepa mi nombre que me lo diga,
pues mi alma en el espejo,
ya no cobra vida...
Se muere y se desdibuja
como aquello que siento,
perdiendo el aliento
cada vez que no te encuentro,
cuando suspiro perdida.
Y aunque el recordar me pesa
el gusto agridulce me inquieta,
pues el de deseo de agradar
pesa más que buscar
al problema la salida.
Tan acostumbrada estoy a ti
que sola me cuesta caminar.
Marcando las mentiras
para quererlas olvidar,
nuestras partidas se ganan
haciendo trampas al destino,
que nos quiere separar.
Y si alguna vez te olvidas
del gusto de mi piel,
no me lo digas,
prefiero pensar como niña
que quererte como mujer.














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